Cuando los deudos salieron de la ceremonia de inhumación se encontraron con el lamentable cuadro, varios de los rodados quedaron con destrozos en sus parabrisas.
 
El cortejo fúnebre llego al cementerio local de Sáenz Peña cerca del mediodía y como es habitual los vehículos quedaron estacionados frente a la necrópolis y los deudos ingresaron por el portón que da a la calle 61. Solo dos mujeres quedaron dentro de los vehículos porque no se sentían bien.
 
Cuando despedían al difunto escucharon un fuerte estruendo en la calle, por lo que de inmediato algunas personas salieron hacia la calle para ver qué pasaba y observaron a uno de los delincuentes con un pedazo de ladrillo que estaba arrojando contra los parabrisas de uno de los autos. Minutos antes ya había destruido otro más y forzado las manijas de por lo menos 15 autos, intentando abrir las puertas para robar todo lo que podían.

El reclamo de los asistentes hacia la seguridad del cementerio no se hizo esperar y el empleado aseguró que ya había llamado a la policía, aunque nunca llegó al lugar. “Nunca apareció ningún patrullero o moto policial en las casi dos horas que estuvimos ahí”, señalaron testigos.
 
Además se quejaron porque una persona que se identificó como el responsable del Cementerio se hizo presente allí y comenzó a insultar a la gente y a quejarse de que ellos no eran “cuidacoches”.
 
Por último se supo que el vehículo al que le destrizaron el parabrisas tenía en su interior una cartera y un teléfono que uno de los delincuentes quería robar y al no poder abrir la puerta rompió todos los vidrios.