SOCIEDAD
4 de agosto de 2022
La Tierra gira más rápido de lo normal y en junio registró su día más corto
Este dato fue revelado por la plataforma especializada Time and Date, informando que el pasado 29 de junio de 2022 la Tierra tuvo el día más corto de su historia, tras completar su giro 1,59 milisegundos antes de llegar a los 86.400 segundos, que comprenden las 24 horas habituales.
En ese sentido, los expertos expresaron que este no es un fenómeno aislado y advierten que la Tierra lleva ya unos años girando de manera inusualmente veloz, producto de un fenómeno conocido como "bamboleo de Chandler".
El 29 de junio superó el récord del 19 de julio de 2020 como el día más corto, cuando el planeta logró su giro completo ahorrándose 1,47 milisegundos. Al igual que el 26 de julio de este año, cuando la Tierra superó nuevamente los registros de 2020, aunque no llegó a los niveles de junio: el giro fue 1,50 milisegundos más corto que el promedio.
Según los expertos, la Tierra ha aumentado su velocidad. En 2020, nuestro planeta vio su mes más corto que se haya medido, desde la década de 1960. Este aumento en la velocidad de rotación de la Tierra tiene que ver con un fenómeno denominado "bamboleo de Chandler", que implica que, a pesar de los incrementos puntuales en los últimos tiempos, en general, el giro de la Tierra se ralentiza.
El bamboleo de Chandler es una pequeña desviación en el eje de rotación de la Tierra. Según los científicos Leonid Zotov, Christian Bizouard y Nikolay Sidorenkov, que presentarán la hipótesis esta semana en la Sociedad de Geociencias de Asia y Oceanía, "este fenómeno es similar al temblor que se observa cuando un trompo empieza a ganar impulso o se ralentiza".
El bamboleo se detectó por primera vez a fines de la década de 1880, cuando el astrónomo Seth Carlo Chandler observó que los polos se tambaleaban durante un periodo de 14 meses.
En este sentido, los expertos advierten que si la rápida rotación de la Tierra continúa podría introducirse el primer segundo adicional negativo de la historia. Lo que no modificaría la percepción del tiempo del ser humano, pero resulta resulta de importancia para que el reloj atómico pueda seguir siendo preciso para coordinar los GPS y los satélites de observación de la Tierra, entre otras cosas.