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SALUD

27 de septiembre de 2021

Qué dice la ciencia sobre una práctica que se impuso y que puede resultar peligrosa

Muchos gimnasios exigen el uso de tapabocas para entrenar en espacios cerrados y al aire libre muchos lo usan por temor al contagio del COVID. Cómo afecta la frecuencia cardíaca y la oxigenación, según los expertos

La llegada de la primavera invita a la actividad física. Tanto los rezagados que durante el año no hicieron ejercicio como los que sí entrenaron, pero en esta época incrementan el ritmo, se enfrentan ante el mismo interrogante: qué hacer con el uso del tapabocas.

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que no se utilicen durante la actividad física intensa “porque pueden reducir la capacidad de respirar cómodamente”, muchos gimnasios lo exigen para entrenar en el interior y, al aire libre, ya sea por costumbre o temor al contagio, no son pocas las personas que caminan, trotan o corren con la mascarilla cubriéndose boca, nariz y mentón.

“La medida preventiva más importante durante el ejercicio físico consiste en mantener el distanciamiento de mínimo un metro y asegurar una buena ventilación -sostienen desde el organismo internacional-. Si la actividad tiene lugar en el interior debe haber en todo momento una ventilación natural adecuada o un sistema de ventilación que funcione correctamente en todo momento”.

La OMS fundamenta sus recomendaciones en estudios realizados en todo el mundo durante la pandemia, algunos de los cuales sugieren prescindir de las mascarillas incluso cuando se practica una actividad física de intensidad moderada.

Para entender el mecanismo por el cual respiramos, el médico especialista en medicina interna, neumonólogo e investigador clínico Alexis Doreski (MN 141.740) comenzó a explicar a Infobae: “El intercambio de oxígeno que inhalamos y cambiamos por dióxido de carbono que exhalamos y liberamos al ambiente se ve enlentecido por el uso de un barbijo o cualquier barrera sobre la vía respiratoria. Esto representa una obstrucción física que nos hace acumular dióxido de carbono en los pulmones, pudiendo intervenir negativamente en la respiración celular si se prolonga en el tiempo”. Y justificó: “Hay trabajos que encontraron que el disconfort respiratorio es la principal causa para detener el ejercicio incremental en pacientes voluntarios sanos con o sin barbijo de tela y barbijos N95″.

Matías Sosa Hermida es profesor de Educación Física y ante la consulta de este medio amplió: “El aire está compuesto en un 78% por nitrógeno, 21% de oxígeno y el 1% restante por otros gases, entre ellos el dióxido de carbono. Cuando inhalamos, lo que entra al organismo es ese aire, pero cuando exhalamos, eliminamos dióxido de carbono, entonces lo que ocurre mientras tenemos el barbijo puesto es que se vuelve a inhalar el mismo dióxido de carbono que se exhaló y eso puede ser peligroso para alguien que entrena sin un profesional que lo guíe, o personas con cardiopatías o problemas respiratorios”.

“Los adultos mayores, o personas que están retomando la actividad física después de mucho tiempo o bien iniciándose no saben cuál es su rendimiento, cuál el límite y qué puede provocarles una hipoxia (deficiencia de oxígeno) durante el ejercicio”, agregó.

En opinión del médico especialista en medicina deportiva Gustavo Villar (MN 121.023), “el uso de barbijo para hacer actividad física intensa está desaconsejado ya que disminuye el aporte de oxígeno a los músculos y el cerebro, además de impedir la eliminación del dióxido de carbono”. “Además, el uso del barbijo de por sí es controversial -continuó-. Hay publicaciones que indican que no es una medida sanitaria efectiva que haya demostrado que su uso en personas sanas tenga un impacto significativo en el manejo de la pandemia”.

Volviendo a la práctica de deportes, para Villar, “tal vez en un gimnasio donde la persona realiza actividad física a baja intensidad o hace un entrenamiento de fuerza pueda ser mejor tolerado”.

Y agregó: “Antes de la pandemia ya se usaban en entrenamiento deportivo dispositivos con restricción de ingreso del aire y hasta hay máscaras que simulan altura, con válvulas intercambiables, que intentan simular un entrenamiento en altura. No sería el caso de los tapabocas o barbijos, con los que en el aire inspirado la concentración de oxígeno es siempre la misma”.

Y si bien para Doreski, “hay otros trabajos científicos que los consideran seguros en el ejercicio”, “la performance en el ejercicio no es la única razón por la cual debe realizarse ejercicio sin barreras a la entrada y salida de aire”. “Existen entrenamientos específicos para aumentar la tolerancia a la hipoxia durante el ejercicio, máscaras deportivas que simulan altura o baja concentración de oxígeno, y todo esto se destina a atletas que quieren entrenar para la alta montaña o que tienen muy alto rendimiento deportivo y tolerancia al ejercicio coincidió con su colega-. En la población general, realizar ejercicio intenso con barbijos de tela o N95 no es recomendable”.

Y tras asegurar que “los barbijos han sido asociados a un empeoramiento en la espirometría y en parámetros cardiorrespiratorios en reposo y a esfuerzos máximos”, el neumonólogo justificó que “esto se dio por una reducción en la ventilación, por un aumento de la resistencia en el flujo de aire. La limitación ventilatoria durante el ejercicio esta lejos de alcanzarse, por lo que su uso sería seguro con una disminución en la performance”.

A éstas máscaras se refirió la profesora de educación física y licenciada en Alto Rendimiento Deportivo Claudia Lescano, quien consideró que “limitan justamente el consumo de oxígeno porque tienen unas válvulas que se cierran y restringen el aire que entra a los pulmones”. “De esa forma se simula el entrenamiento en hipoxia, en condiciones de altura, en las que el cuerpo necesita hacer un esfuerzo para cumplir esta demanda y es justamente en ese esfuerzo donde vamos a notar el aumento del Vo2 máximo (es la cantidad máxima de oxígeno que el organismo puede aprovechar, se toma como un parámetro importante de la capacidad de rendimiento deportivo en deportes de resistencia) y mejorar la capacidad aeróbica”, precisó.

Sobre esto, Sosa Hermida agregó que “está recomendado para deportistas profesionales, en quienes está estudiado y fundamentado cómo lo van a llevar a cabo, cuánto tiempo de la sesión de entrenamiento van a usar esta máscara, etc”. “Salvo que se quiera hacer un entrenamiento específico para competir en altura, o tener una exigencia sobrenatural no se recomienda restringir el ingreso de oxígeno durante el entrenamiento”, reforzó.

La importancia de hacerse un chequeo y atender las señales del cuerpo

“Es fundamental primero saber en qué condiciones de salud está la persona antes de iniciar una actividad física, ya sea si padeció COVID o no (más aún si padeció COVID)”, destacó Lescano, para quien “un chequeo es indispensable para saber si el estado de salud es el ideal para realizar un esfuerzo físico de intensidad leve o moderada”.

Una vez que se sepa que la persona está en condiciones de hacer ejercicio físico, “entonces sí se puede anotar en un gimnasio”, insistió la profesora de educación física. “Y si es condición la utilización de barbijo, la persona debe saber que hay diferentes tipos de tapabocas y debería tratar de usar algodón o con válvulas, que permiten un cierto filtrado del aire y estar atenta a sentirse cómodo entrenando”, agregó.

Y tras “desaconsejar totalmente la utilización del barbijo con intensidades altas, ya que el cuerpo entra en fase anaeróbica, con déficit de oxígeno y si a eso se le suma la restricción que ocasiona el barbijo el cuerpo necesita oxígeno”, la especialista instó a “estar atentos a las sensaciones y señales que el cuerpo da”.

“En lo personal, mis alumnas entrenan con barbijo pero al aire libre y con una distancia prudente -sostuvo-. Y si es en lugares cerrados, mi recomendación es el uso de barbijos que puedan facilitar el intercambio gaseoso y estar muy atentos a síntomas como mareos, falta de aire, jadeo, dolor de cabeza, todas señales de que hay déficit de oxígeno”.

Para Sosa Hermida, “al entrenar con barbijo la persona se cansa más, la función cardiaca aumenta, etc, y en realidad si se está al aire libre y con distanciamiento no hay riesgo de contagio”. “Dentro de los gimnasios en los que se exige el uso del barbijo, en una rutina de aparatos por ejemplo, al momento de hacer el ejercicio y más cuando se trabaja con fuerza se necesita el oxígeno para la correcta contracción muscular”, explicó, al tiempo que recomendó “sacárselo o al menos bajarlo por debajo de la nariz ya que para entrenar en fuerza máxima o en velocidad máxima puede llegar a ser peligroso”.

Y ejemplificó: “Una persona que corre a cinco minutos por kilómetro con una frecuencia cardiaca de 110 pulsaciones por minuto, si usa el barbijo para correr esos mismos kilómetros a ese mismo ritmo, con certeza la frecuencia cardíaca va a ser bastante más elevada por la dificultad respiratoria. Cuando se busca adrede elevar el rendimiento es una situación diferente, pero en personas ‘comunes’ que lo hagan sin supervisión según mi opinión está totalmente desaconsejado”.

Villar aportó que “hay poca evidencia publicada sobre actividad física y barbijos; lo que hay indicaría que en personas sanas no habría mayor riesgo en su uso, que el Vo2 máximo se reduciría un 10%, y teniendo en cuenta esos parámetros a la hora de prescribir actividad física ésta debería ser menos intensa que sin el mismo, si se va a realizar en un gimnasio por ejemplo”.

“Hay que tener en cuenta también, que estos estudios se realizaron con un número de individuos muy bajo y en atletas -resaltó el médico deportólogo-. En personas sedentarias, o que entrenan de manera recreativa las cosas pueden cambiar mucho y trasladar de manera lineal los estudios al grueso de la población no me parece correcto”.

En su opinión, “la recomendación para aquellos a quienes les obligan a usar los barbijos en un gimnasio es que no realicen trabajos aeróbicos por más de 45 minutos, y no hacer entrenamiento de umbral o consumo de oxígeno, que esos los reserven para el aire libre sin barbijo. Y que bajen un 10% al menos las intensidades con barbijo”.

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