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SALUD

12 de abril de 2021

La ANMAT aprobó un prometedor tratamiento para un subtipo de leucemia

Ya está disponible en la Argentina inotuzumab ozogamicina, una droga para la terapéutica de adultos con leucemia linfoblástica aguda de células B precursoras, que no hayan respondido a otras terapias disponibles

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó un nuevo tratamiento para pacientes adultos con un subtipo leucemia llamada linfoblástica aguda (LLA) de células B precursoras, que no hayan respondido favorablemente a las restantes opciones terapéuticas disponibles. La nueva droga, denominada inotuzumab ozogamicina, demostró buenos resultados en este subgrupo de pacientes que habitualmente representan el 25% del total de casos de LLA de células B.

“Inotuzumab ozogamicina viene a sumarse a una serie de nuevas opciones terapéuticas, en su mayoría del grupo de las inmunoterapias, que nos proveen de más y mejores herramientas para el tratamiento de aquellos pacientes que presentan este tipo de leucemias, para las que hasta hace pocos años contábamos con muy pocas alternativas de tratamiento”, explicó el doctor Gustavo Kusminsky, Jefe de Hematología y Trasplante Hematopoyético del Hospital Universitario Austral.

En la Argentina se diagnostican aproximadamente 800 nuevos casos de este tipo de leucemia por año. Un 50% se presenta en niños menores de 15 años y el resto ocurre en adultos, con una mediana edad de 50 años. Si bien el curso de la enfermedad en la población infantil es bastante favorable, no sucede lo mismo con los adultos: aproximadamente entre el 20% y el 40% responden adecuadamente al tratamiento, otro 20% son refractarios o recurrentes y entre 4 y 5 de cada 10 sufren una recaída en unos meses o años, con pronóstico poco favorable.

El tratamiento estándar es la quimioterapia e incluso para aquellos casos, en los que está presente el cromosoma Filadelfia, existe una familia de drogas llamada ‘inhibidores de la tirosina quinasa’, que han demostrado ser eficaces. No obstante, tanto en uno como en el otro tipo de tratamiento, en aproximadamente 6 de cada 10 casos la enfermedad presenta resistencia y muchos de estos pacientes recaen.

“Siempre es una buena noticia disponer de nuevas opciones terapéuticas para ofrecerle a nuestros pacientes. Particularmente, este fármaco viene respaldado por robustas investigaciones que evidencian un beneficio tangible para un grupo importante de pacientes”, afirmó la doctora Isolda Fernández, Jefa del Servicio de Hematología de Fundaleu e integrante de la Subcomisión de Leucemias Agudas de la Sociedad Argentina de Hematología (SAH).

Para Fernando Piotrowski, director Ejecutivo de la Asociación ALMA, “la aprobación y disponibilidad de inotuzumab ozogamicina en Argentina es muy esperanzadora para los pacientes que no tienen una buena respuesta al tratamiento de su LLA; esperamos que esta medicación sea prontamente incorporada en los vademécums de los diferentes prestadores de nuestro sistema de salud”.

Avala la seguridad y eficacia de la nueva droga el estudio clínico aleatorizado multicéntrico en fase III denominado INO-VATE ALL, publicado en el New England Journal of Medicine, en el que significativamente más pacientes tratados con inotuzumab ozogamicina alcanzaron una remisión completa de la enfermedad en comparación con los que recibieron quimioterapia. Incluso, un número mayor de pacientes asignados al fármaco en estudio logró no tener evidencia de células de leucemia presentes en la sangre o en la médula al cabo de la terapia. En lo que respecta a niveles de sobrevida sin recaídas y a sobrevida general, la nueva droga mostró mejoras comparada con el tratamiento estándar, aunque las mismas no fueron significativas.

“Al comparar en el estudio INO-VATE ALL los resultados de los pacientes que recibieron este tratamiento en relación al grupo asignado a la quimioterapia estándar de rescate, hubo una diferencia significativa a favor del grupo de inotuzumab ozogamicina: 73,8% versus 30,9% respecto a la posibilidad de obtener una remisión de la enfermedad. En este sentido, los pacientes con el flamante fármaco pudieron planear la continuidad de su tratamiento hacia un trasplante hematopoyético, que representa la única opción curativa en esta población, pero a la que se debe llegar en remisión completa, preferiblemente con ‘Enfermedad Residual Mínima’ (ERM) negativa”, señaló el doctor Kusminsky, quien también es expresidente de la Sociedad Argentina de Hematología (SAH).

La investigación incluyó más de 300 pacientes que habían recibido al menos un esquema de quimioterapia, mientras que aquellos casos que presentaban el cromosoma filadelfia positivo (Ph+) tenían que haber cursado un tratamiento previo con al menos un inhibidor de la tirosina quinasa.

De los primeros 218 pacientes que participaron del ensayo, aproximadamente el 80,7% de los tratados con inotuzumab ozogamicina alcanzaron una remisión completa, con o sin recuperación hematológica y casi el 80% no tenía ni siquiera un residuo mínimo de enfermedad. Los índices de remisión completa y enfermedad residual mínima en los pacientes tratados con quimioterapia fueron de entre 29,4% y 28,1%, respectivamente. IV

Entre los pacientes que sí lograron una remisión completa, la mediana de las respuestas fue de 4,6 meses en quienes recibieron inotuzumab ozogamicina y de 3,1 meses en los asignados a quimioterapia, mientras que la sobrevida libre de progresión de la LLA fue de 5 meses en los tratados con la nueva droga y de 1,8 meses en los del grupo de quimioterapia, y la sobrevida general fue de 7,7 meses vs. 6,7 meses respectivamente. En cuanto a los efectos secundarios, la nueva droga presentó infecciones, anemia, hemorragia y náuseas. Ambos grupos presentaron efectos secundarios graves similares, como por ejemplo neutropenia febril.

El fármaco inotuzumab ozogamicina posee un mecanismo de acción innovador, en el que se ensamblan el anticuerpo monoclonal y un agente citotóxico llamado ‘calicheamicina’. El blanco del inotuzumab es un antígeno (denominado CD22) que se produce en forma excesiva en la superficie de las células tumorales de la LLA. Al acoplarse la droga al antígeno, su contenido se internaliza en la célula leucémica y se libera la calicheamicina en el interior del ADN de dicha célula, iniciando un proceso de muerte celular programada, conocido como ‘apoptosis’.

“Si bien es un tema que está en estudio -sostuvo la doctora Fernández- todo indicaría que la acción combinada del anticuerpo monoclonal con el agente antineoplásico permite llegar hasta el interior de la célula leucémica y combatirla, con los resultados evidenciados en las investigaciones clínicas y en la práctica diaria en los países en lo que la nueva droga ya está disponible”.

Inotuzumab ozogamicina fue designado en 2015 como terapia innovadora para el tratamiento de la LLA en los Estados Unidos por parte de la Food and Drug Administration (FDA) de ese país, y fue aprobada en Europa al año siguiente. Hoy se encuentra disponible en varios países, incluidos Brasil y Chile en nuestra región.

La leucemia es una de las enfermedades oncohematológicas más comunes, con un estimado de 350.000 diagnósticos cada año en el mundo. Se produce cuando crecen y se acumulan células anormales en la médula ósea y el torrente sanguíneo, lo que impide que las células sanguíneas normales funcionen con eficacia. Dependiendo de la rapidez con que progresen, las leucemias se clasifican en agudas (leucemia linfoblástica aguda -LLA- y leucemia mieloide aguda –LMA-) o crónicas (leucemia linfática crónica -LLC- y leucemia mieloide crónica –LMC-).

Representa una enfermedad potencialmente mortal, lo que genera elevados niveles de ansiedad, tanto en los pacientes como en sus familiares. La leucemia puede producir síntomas graves como aumento de las infecciones debido a una reducción en la inmunidad del paciente, anemia, debilidad, fatiga, moretones, sangrado prolongado, disminución del apetito y pérdida de peso. También, inflamación de los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo.

Si bien no se conoce hasta el momento una forma de prevenir la LLA, se sabe que son factores de riesgo la edad (en similares proporciones los dos extremos de la vida, niños y adultos mayores), ser varón, el tabaquismo y la exposición a altos niveles de radiación y a ciertas sustancias químicas, como el benceno.

“La carga emocional que genera recibir un diagnóstico de cualquier tipo de leucemia es muy fuerte, tanto para el paciente como para el entorno, familia, amigos y en el trabajo. Todo se ve afectado ante esa nueva realidad. Afortunadamente, la medicina avanzó mucho y hoy disponemos de muchas opciones terapéuticas que cambiaron el curso de estas enfermedades. Desde ALMA aconsejamos que, ante cualquier diagnóstico de cáncer o de enfermedad de las llamadas ‘raras’, además de realizar el seguimiento correspondiente con el médico tratante, la persona o el familiar busque contactarse con una organización de pacientes que aborde esa patología. En las organizaciones de pacientes trabajamos en base a nuestra propia experiencia y es muy bueno poder contar con alguien que ya transitó el camino que ellos comienzan a recorrer”, concluyó Piotrowski.

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